Las investigaciones de Shigeru Ban sobre las posibilidades de materiales y elementos estructurales no convencionales, como los tubos estructurales de cartón (PTS), y su compromiso con organizaciones no gubernamentales en la ayuda a comunidades de refugiados han sido profusamente divulgadas. Menos conocidos son sus trabajos en el campo de lo doméstico, de los cuales la ‘Casa sin paredes’ pertenece a una serie experimental que el arquitecto llama ‘Case Study Houses’.

Construida en una pendiente arbolada en Karuizawa, en la prefectura de Nagano, este pabellón de una sola planta se coloca a media ladera para minimizar el volumen de excavación. La vivienda, pues, no se construye sobre una plataforma ni se encaja en el terreno, sino que su suelo se extiende como una alfombra, curvándose en uno de sus extremos hasta llegar a unirse con la losa del techo. Ello hace posible que los únicos tres pilares queden reducidos a una sección mínima de 55 milímetros. Como ya sucediera en anteriores obras —la casa 2/5 o las casas de muebles I y II—, esta casa sin paredes hace suya la idea moderna de continuidad espacial entre interior y exterior. Sus límites se borran, se desdibujan; estructura, cerramientos y particiones se hacen escamoteables o se eliminan para conformar un espacio continuo, definido solamente por dos planos paralelos, el suelo y la losa del techo, que atrapan, prácticamente sin ningún elemento vertical que la interrumpa, la línea del horizonte.

La casa se convierte en un escenario de visibilidad total, abarcable completamente con la mirada; incluso el baño, reducto de lo íntimo, se ofrece crudamente a la visión. Tan sólo algunos elementos (la cocina-mostrador, un banco y unos pocos muebles) polarizan y cualifican en torno suyo el espacio continuo, liso y homogéneo. Un sistema de paneles correderos hace posible que la vivienda se transforme con unas pocas operaciones, ampliándose así las posibilidades de uso y percepción del espacio.

El peso de este catálogo de tópicos de la modernidad se ha suavizado recurriendo a un vocabulario de formas curvilíneas y esbelteces extremas, como si un aroma manierista, de la arquitectura de los años cincuenta, recorriera la casa. Pero los objetivos están claros: además de la desaparición visual de la estructura, la capacidad de los espacios para transformarse y su continuidad total con el exterior muestran que Shigeru Ban buscaba en este proyecto eliminar por completo toda obstrucción y toda presencia física, para atrapar una porción de paisaje; quería diseñar una máquina de percepción de la naturaleza y sus continuos cambios...[+]