El recinto circular, semienterrado en el terreno, se fusiona de manera simbólica con el paisaje desértico de Todos Santos, en Baja California Sur. Esta intervención discreta, encargada por Paradero Hotels, alberga una capilla secular de 185 metros cuadrados, cuya estructura se compone principalmente de un anillo de hormigón. El suelo, sin recubrimiento, deja expuesta la tierra natural, mientras que el techo se abre al cielo, permitiendo una conexión directa con el entorno.

Una apertura semicircular ofrece vistas de la sierra de la Laguna, y la orientación de la estructura, alineada a lo largo de un eje este-oeste, captura el movimiento del sol, creando un juego de luces que refleja el paso del tiempo de forma constante y cambiante.

El acceso, desplazado 45° del eje interior y acompañado de dos rampas, revela de manera gradual el espacio de entrada, proporcionando una sensación de recogimiento y aislamiento que potencia el carácter introspectivo del sitio. El interior, sobrio y austero, está despojado de decoración, salvo por un espejo de obsidiana pulida, inspirado en los tezcatl, los espejos sagrados utilizados en culturas prehispánicas para rituales de introspección y reflexión espiritual.