Situada en las proximidades de la catedral Nova, la escalera de Sanct Llorenç es un estrecho pasaje que mantiene el carácter angosto y abigarrado de la trama árabe del centro urbano de Lérida. Dentro del programa municipal para la revitalización del casco histórico, dos edificios contiguos —de unos doscientos años de antigüedad— debían ser rehabilitados en esta calle, pero ante la imposibilidad de preservar unos restos seriamente deteriorados, se optó por construir de nuevo, manteniendo algunos rasgos del orden de fachada para recordar lo que existía. Se conserva así la alineación de la calle, el orden vertical de los huecos y su disposición en planta, acusando el quiebro que formaban las construcciones del solar.

El programa requerido por el cliente —viviendas de alquiler para menores de treinta años— inspiró una ordenación de la planta que busca la flexibilidad de cada metro cuadrado. Un total de siete apartamentos se distribuyen en los tres niveles superiores y la planta baja, siguiendo un esquema en bandas perpendiculares a fachada. De forma simétrica, las bandas húmedas recorren ambas medianeras, dejando sendas crujías de estancias vivideras a izquierda y derecha de la zona central que agrupa el zaguán de entrada a la finca, la escalera, el ascensor y dos patios adosados al exterior y al interior del inmueble, que evitan conflictos de convivencia, separando los muros entre vecinos. Un cierto grado de indeterminación en la definición de las piezas está presente en todos los apartamentos, que buscan la versatilidad mediante una distribución permeable. Paneles y puertas correderas comunican visualmente unos ámbitos con otros, fomentando una sensación de amplitud espacial necesaria en unas viviendas de superficie reducida.

La construcción refleja con métodos contemporáneos la nueva singladura de la finca. Tan sólo un zócalo de hormigón se remite al carácter masivo de edificaciones vecinas, actuando como base de un cuerpo ligero realizado con técnicas propias de instalaciones industriales. Esta fachada de chapa prelavada agrupa los huecos en bandas verticales de madera, enrasadas con las contraventanas del mismo material. Recuperando la composición del antiguo alzado, una escueta visera metálica restituye la línea de cornisa de la calle. Las instalaciones se adosan a las medianeras, actuando como amortiguador térmico y acústico entre solares contiguos. La calefacción por suelo radiante recorre el pavimento continuo, instalado para facilitar un amueblamiento cambiante y favorecer una fluidez espacial capaz de adaptarse a distintos modos de vida... [+]