El éxito de la escuela primaria de Gando y su impacto en la comunidad impulsaron la construcción de una escuela secundaria para ofrecer oportunidades a los alumnos que quieran continuar sus estudios.

Inspirada en la distribución de los asentamientos circundantes, la escuela está formada por un patio central rodeado por cinco volúmenes que contienen las aulas. A su alrededor, el terreno se moldea para crear una barrera perimetral que protege el campus del viento y las tormentas de arena. El proyecto repite las estrategias utilizadas en otros edificios de Gando como la participación comunitaria o la ventilación pasiva, e introduce nuevos sistemas que mejoran las técnicas ya ensayadas. Los muros se construyen a partir de un encofrado modular curvo que, además de aportar profundidad a la fachada, acelera los tiempos de obra. En torno a cada módulo, una segunda piel de palos de eucalipto genera un espacio de transición en sombra. Las estrategias climáticas, por su parte, también se complejizan. El aire que llega de la sabana se filtra mediante una barrera de pequeños arbustos y se introduce en una red de conductos subterráneos, donde una serie de vasijas enterradas que recogen el agua de lluvia contribuyen a bajar la temperatura.