Un navegante solitario
Próximo a cumplir 70 años, Renzo Piano surca los mares del mundo con el arrojo de un navegante solitario. Tras construir en cuatro continentes, el genovés sigue afrontando cada nueva travesía como un viaje de descubrimiento, donde la destreza en el uso del aparejo, la maestría en la interpretación de los vientos y la firmeza en el mantenimiento del rumbo no excluyen nunca la sorpresa del hallazgo. En el ámbito casi familiar y artesano del Building Workshop, sobre el mar de Liguria que se avista desde las terrazas escalonadas de Punta Nave, el patrón del barco estudia con su equipo los instrumentos disponibles, las condiciones ambientales y el propósito del trayecto, pero esa combinación de técnica, contexto y programa no prefigura más que la dirección del desplazamiento, y el itinerario definitivo se marca en ruta, haciendo de cada proyecto un ejercicio genuino de inventiva y riesgo...[+]