Entre los más notables fenómenos culturales de nuestro tiempo está la gran cantidad de arquitectura cívica realizada en España en los treinta últimos años. Probablemente en ningún otro país occidental se haya dado una producción tan intensa de excepcionales edificios públicos de todos los tipos imaginables. Existen sin duda muchas razones para ello, entre ellas, la penuria constructiva en España durante el franquismo, periodo a lo largo del cual el país, además de empobrecido, se encontraba aislado de cualquier vector de modernización. Esto condujo a un retraso institucional que hubo de ser remediado en dos fases; la primera coincidente con la ‘apertura’ del régimen franquista a finales de los años cincuenta y posteriormente, de manera más amplia e intensiva, tras la muerte del dictador en 1975. A ello hay que añadir el orgullo de las ciudades-estado españolas que, al igual que sus hermanas italianas, mantienen un sentido de identidad cívica y una independencia económica que apenas encuentra paralelo en los estados europeos más centralizados, en los que el poder y la cultura aún tienden a acumularse en los centros financieros o políticos de cada país, lo que deriva en el singular estatus de Londres, París, Dublín, Milán o Zúrich. La transferencia de poderes de Madrid a las comunidades autónomas, establecida por la Constitución Española en el año 1978, y la consiguiente redistribución de la riqueza, tuvo como consecuencia el refuerzo de la independencia cultural de las ciudades de provincias españolas... [+]