Realidad aumentada

Herzog & de Meuron en la Royal Academy

Luis Fernández-Galiano

11/09/2023

Vista de la instalación de la exposición ‘Herzog & de Meuron’ en la Royal Academy of Arts de Londres (14 de julio - 15 de octubre de 2023). Fotografía © Royal Academy of Arts, Londres / David Parry. Thomas Ruff, DACS 2023

La oficina de Basilea usa la realidad aumentada en su exposición londinense, pero no es seguro que la necesite. Desde su fundación en 1978, el estudio de Jacques Herzog y Pierre de Meuron ha explorado con tanta intensidad la materialidad de la arquitectura, y ha construido edificios de tan extrema sugestión táctil, que no es fácil adivinar lo que puede añadir la visualización digital. Y aunque es cierto que su colaboración con fotógrafos como Thomas Ruff o Andreas Gursky ha producido imágenes memorables, la gravedad sólida de sus obras nos ha animado a usar siempre texturas de fachada en las cuatro monografías y dos volúmenes que les hemos dedicado. En la Royal Academy, un icono asociado a algunos de los objetos expuestos permite usar la aplicación descargada con un código QR para activar diferentes experiencias de realidad aumentada, y de hecho algunos visitantes utilizan sus teléfonos para mirar a través de esa ventana virtual. Pero las tres salas de muestra pueden disfrutarse sin necesidad de apoyos digitales, porque tanto la multitud de piezas como las imágenes y vídeos contienen tal densidad de información sobre los procesos de creación arquitectónica que hacen olvidar el móvil en el bolsillo. Goethe escribió que «pocos son capaces de imaginar la realidad», y los suizos exhiben en Londres su prodigiosa capacidad de imaginar la realidad, aumentada o no, para hacer de cada proyecto una investigación al límite.

Dispuesta en tres espacios sucesivos, que sin mucha dificultad pueden asociarse a la tríada vitruviana, la presentación de la obra de Herzog & de Meuron transita de la venustas de la primera sala, con las huellas materiales de la concepción de veinte proyectos elegidos, a través de la utilitas de la segunda, donde se exhiben vídeos y la película de Ila Bêka y Louise Lemoine sobre los pacientes del REHAB, y hasta la firmitas de la tercera, que usa el Kinderspital para mostrar los elementos que componen un edificio complejo.

Los objetos, maquetas y dibujos que quedan como residuos o trazas del proceso creativo se muestran en las mismas estanterías con vitrina usadas en su Kabinett, el gran archivo de la firma en Basilea, y resultan fascinantes para cualquiera, aunque sin duda sacarán más partido de su examen los que estén familiarizados con la obra de los suizos. La proyección del trabajo de los cineastas tiene la dimensión crítica habitual en su filmografía, y emociona la experiencia de los que se esfuerzan en su rehabilitación, en el marco ejemplar de una clínica que hace ya dos décadas imaginó una forma distinta de concebir las arquitecturas de la salud. Y el hospital infantil de Zúrich sirve como ejemplo de la atención singular que debe darse a los niños enfermos —materializada en la reproducción a escala 1:1 de una habitación en planta y fachada—, pero también del entendimiento de un gran edificio como una pequeña ciudad, y sobre todo de la complejidad de un proyecto de este tipo, manifiesto en la segregación luminosa de sus áreas y elementos, desde la malla estructural y los núcleos de comunicación hasta la organización de fachadas y cerramientos interiores, en el mural que cierra la exposición.

El acto inaugural se subrayó con la intervención de tres de los autores en el auditorio de la Royal Academy, escarpado como un teatro quirúrgico: Pierre de Meuron —‘Commons’— explicó la importancia que para ellos tienen la gobernanza de los bienes comunes, y lo ilustró con el proyecto brasileño de Arena do Morro y el suizo de Sion; Christine Binswanger —‘Care’— glosó la pertinencia actual de los centros sanitarios, centrándose en los dos presentes en la exposición, el REHAB y el Kinderspital; y Jacques Herzog —‘Curiosity’—recorrió minuciosamente el proceso creativo experimentado por los Calder Gardens en Filadelfia, en una lección de arquitectura que lo fue también de imaginación artística, y tan exquisitamente fenomenológica que uno esperaba el remate de su largamente esperada Highway Chapel, pero este proyecto esencial quedó en las estanterías de la primera sala y en las páginas y la cubierta del catálogo. La presentación coral de la oficina se extiende por cierto a esta publicación, donde las 21 obras elegidas —solo 11 de las cuales están presentes entre las 20 expuestas en la sala inicial— se comentan por hasta once socios diferentes, entre los cuales los senior partners Ascan Mergenthaler, Stefan Marbach y Jason Frantzen, que junto a Christine Binswanger forman la guardia pretoriana de Jacques Herzog y Pierre de Meuron. Con casi 600 personas en la sede de Basilea, H&deM ha llegado a ser una firma global sin perder sus raíces locales, pero sobre todo manteniendo intacta su capacidad de enfrentarse a la realidad sin abdicar de su instinto experimental. El pájaro de los Four Quartets de T.S. Eliot señaló famosamente que «humankind cannot bear very much reality», pero la obra de los arquitectos suizos lo desmiente caudalosamente.