Nebulosa de la Quilla capturada en luz infrarroja por el telescopio espacial James Webb

El clima nos mata, la ciencia nos salva. En este verano abrasado de sequía e incendios, las mejores noticias han sido científicas. La energía, la inflación y la guerra ocuparon las portadas, pero algunos logros de la ciencia arrojaron luz en un mundo convulso: el telescopio espacial James Webb nos ha mostrado, con fascinantes imágenes infrarrojas, el polvo y el gas de las nebulosas donde nacen y mueren las estrellas, galaxias en colisión que ayudan a esclarecer los comienzos del universo y un exoplaneta gigante con agua en su atmósfera que estimula la búsqueda de rastros orgánicos; el Gran Colisionador de Hadrones del CERN volvió a funcionar tras tres años de mejoras de este acelerador de partículas, el mayor del mundo, para operar con una energía nunca alcanzada antes, que permitirá multiplicar por 20 las colisiones en este anillo subterráneo de 27 kilómetros que hace una década alumbró el descubrimiento del bosón de Higgs; y los físicos del laboratorio europeo dieron a conocer la violación de la universalidad leptónica en la desintegración del muón B, una anomalía que se suma a las detectadas en fechas recientes por el Fermilab americano, referidas a las propiedades magnéticas de los muones y a la masa del bosón W, desviaciones todas ellas que ponen en cuestión el modelo estándar de la física de partículas.

De forma simultánea a estos avances en la cosmología y en la física fundamental, la exploración del espacio se reanudó, medio siglo después de la última presencia humana en la Luna, con varias misiones, entre las cuales la Artemis de la NASA es la más ambiciosa, con el cohete SLS —el más grande y costoso jamás construido— y la cápsula Orion, que dentro de tres años esperan llevar al satélite «a la primera mujer y a la primera persona no blanca», para lo cual se ha previsto un inicial lanzamiento no tripulado: un programa que se entiende como la preparación para viajar a Marte, estableciendo una base permanente en el Polo Sur de la Luna con habitáculos construidos con textiles y regolito mediante impresión 3D, un proyecto visionario de agencias públicas que entra en resonancia con un cúmulo de iniciativas privadas de mayor racionalidad económica en el ámbito de la explotación espacial. Y también en una empresa tiene origen el avance quizá más trascendente, la determinación de la estructura tridimensional de todas las proteínas conocidas a partir de su secuencia genética bidimensional: un logro extraordinario del sistema de inteligencia artificial AlphaFold —diseñado por DeepMind, el mismo equipo de Alphabet, matriz de Google, que creó el imbatible AlphaGo—, y que sin duda transformará la biología nuclear y las vidas de todos nosotros.


Etiquetas incluidas: