El modelo de la franquicia ha alcanzado con fuerza a los museos. Así al menos ha sido el caso de la Colección Carmen Thyssen, a cuyas sedes en Madrid, Barcelona y Málaga se sumará pronto la de Gerona merced a la propuesta que acaba de ganar la oficina madrileña Nieto Sobejano.

Con una superficie de 4.000 metros cuadrados, el edificio acogerá pintura catalana de los siglos XIX y XX en un monasterio de la ciudad, que será restaurado y ampliado. Además de garantizar una correcta presentación de las pinturas, el proyecto conectará la arquitectura con el paisaje a través de un jardín bajo el cual se ubicará la colección. Un jardín con el que se reinterpretará la disposición claustral que fue típica de la arquitectura de los conventos, pero que este monasterio en particular nunca llegó a tener.