La arraigada cultura asociativa del barrio barcelonés de Sants reveló a unos jóvenes profesionales que abrían despacho allí lo que a la postre sería el fundamento de su práctica: que la arquitectura no trata tanto del proyecto en sí como de lo que ocurre alrededor de él. Así despegó un colectivo que se sostiene en estructuras participativas y horizontales, consciente de que solo en comunidad se pueden afrontar las problemáticas actuales y de paso contestar a las despiadadas lógicas del mercado. Arquitectura Viva da cuenta de su trabajo en cuatro movimientos que no son sino variaciones sobre el mismo tema, puestos en contexto en una coda firmada por Josep Maria Montaner y Zaida Muxí.