El año pasado, la Associação Empresarial lusa promovió en São Paulo una exposición dedicada a la arquitectura del norte de Portugal. Dicha muestra, que podría haber sido un anecdótico acto de estrechamiento de lazos comerciales sobre el telón de fondo de edificios de firma, acabó transformándose en una privilegiada ocasión para conocer el que sin duda es uno de los panoramas más interesantes de la arquitectura europea de los últimos treinta años. Los responsables de la organización del evento fueron sus cinco comisarios, Eduardo Souto de Moura, Fátima Fernandes, Jorge Figueira, Michele Cannatà y Nuno Grande, quienes desde una doble posición de actores y analistas decidieron que la exposición y su correspondiente catálogo contuviera todas las referencias precisas (más de cincuenta edificios con sus textos) para conocer y entender los antecedentes (que se remontan a mediados del siglo XX) y consecuentes de la llamada ‘Escuela de Oporto’, sin dejar de lado a otros autores que han contribuido a forjar ese paisaje construido. La selección de obras sirve al doble objetivo de ofrecer un retrato coral y destacar las trayectorias clave en un proceso de definición y consolidación de un lenguaje propio a partir de la herencia moderna.