En la estela del colosal éxito de una antológica similar en su sucursal neoyorquina, el Museo Guggenheim vuelve a reunir en Bilbao la obra de Hilma af Klint, la artista sueca que, inspirada por su devoción teosófica, puede acaso juzgarse como precursora de la ruptura que luego emprendieron las vanguardias canónicas. Intensamente espirituales, esas representaciones de lo invisible llenas de color y formas puras apenas se difundieron fuera del círculo de la autora y por su expreso deseo no pudieron mostrarse al público hasta pasados veinte años de su muerte, lo que en parte explica el poco aprecio que habían recibido hasta ahora.
El País: Hilma af Klint, la médium que pintó para el futuro