Si viviese, Jean-Michel Basquiat hoy tendría 55 años. Su vida respondió al mito romántico del artista atormentado, que vive rápido y muere joven, actualizando este relato con la mitología autodestructiva del rock y con escenas de lujo gangsta propias de un videoclip de rap. Hijo de un padre haitiano y una madre puertorriqueña, Basquiat triunfó muy pronto: tenía sólo 22 años cuando en marzo de 1982 inauguró su primera muestra individual, vendiendo todos los cuadros en una sola noche. Durante los cinco años siguientes, Basquiat trabajaría y existiría de forma frenética. Esta vida, marcada por la intensidad y desarrollada bajo los focos de la sociedad del espectáculo, se constituiría como uno de los mitos más persistentes del arte norteamericano reciente. Más allá de la leyenda, el artista dejó tras de sí unos mil cuadros y otros tantos dibujos, que continúan siendo expuestos por todo el mundo...