El primer edificio de Herzog & de Meuron en Toronto —realizado junto al estudio local Quadrangle— será también el más alto de esa ciudad, y acaso la primera secuela canadiense de la fiebre por los rascacielos supertall que han definido la promoción inmobiliaria en Nueva York durante los últimos diez años. Como sus modelos neoyorquinos, el rascacielos de la célebre pareja de pritzkers suizos basa su efecto estético en la esbeltez; de hecho, Herzog & de Meuron la acentúan inquietantemente apoyando el cuerpo de 87 alturas sobre una planta rectangular con proporción 3:1, de manera que predomine la visión del lado corto. Por su parte, la envoltura del edificio, muy ordenada y elegante, se compone de tres pieles: dos vidriadas y una interior de persianas de madera.