Durante siglos, los arquitectos estuvieron al servicio del poder religioso, y el templo tuvo la primacía sobre el resto de edificios. Tal vez esto explique por qué muchos maestros se afanan hoy por conseguir encargos de iglesias y capillas. De hecho, casi todos los grandes arquitectos contemporáneos tienen su espacio sagrado. Lo tienen, por ejemplo, Ando, Moneo, Siza, Souto y Zumthor; y pronto lo tendrán también Herzog & de Meuron, que acaban de presentar su proyecto para una capilla junto a la autopista A13, a las afueras de Andeer, en el cantón suizo de los Grisones. Esquivando la imagen expresionista de la Iglesia de la Autopista del Sol construida en 1964 por Michelucci, la capilla de la pareja de Basilea se concibe como un experimento a caballo de la arquitectura y el arte. Un experimento con la impronta personal de Jacques Herzog, y que, sin manifestar al exterior símbolos religiosos, contiene un interior bañado de una luz coloreada que evoca la atmósfera de las instalaciones de James Turrell.