Cuando la galerista germana Helga de Alvear decidió hace quince años instalar su colección de arte en una casona modernista en Cáceres se acercó al estudio de Luis Moreno Mansilla y Emilio Tuñón para encargarles su rehabilitación. La segunda fase del proyecto, completada ahora por Tuñón en solitario, permite desahogar los espacios del edificio principal con un anexo diseñado específicamente para las obras que desde el 24 de febrero integran la nueva exposición permanente, que comprende desde una serie de los Caprichos de Goya —quizá anacrónica entre tanta ‘instalación’, pero de indiscutible modernidad— a la gigantesca Descending Light de Ai Weiwei que recibe al visitante.