(1915-2004)
La historia de la fotografía de arquitectura cambió cuando el joven Stoller, que había estudiado arquitectura en la Universidad de Nueva York, comenzó a trabajar como fotógrafo en una oficina estatal a las órdenes de Paul Strand. Un magnífico entendimiento del espacio, la geometría y la luz natural le convirtieron, tras la II Guerra Mundial, en el fotógrafo por excelencia de la arquitectura moderna. Su figura, acorde con la talla de los maestros cuyas obras fotografió —Frank Lloyd Wright, Mies van der Rohe, Eero Saarinen y Louis Kahn entre otros— se extinguió, desaparecidos ya los más grandes de ellos, el pasado 29 de octubre en su casa de Massachusetts. Aunque Stoller se consideraba más un periodista que un artista, un intérprete de partituras que sólo los arquitectos podían escribir, sus fotografías en blanco y negro constituyen verdaderas obras de arte, que se exponen en la actualidad en numerosos museos de Estados Unidos y Canadá. Su espíritu paciente y perfeccionista, que pervive en la agencia que él mismo fundó en 1966, acechaba los edificios en busca de su mejor cara. Los principales arquitectos del mundo solían hablar, esperanzados, de la necesaria stollerización de sus obras.