Experiencia material

Munarq arquitectes, Ca na Pau, Binisalem, Mallorca (España)
La casa ha sido siempre un laboratorio estético, donde se han ensayado nuevos lenguajes, a veces incluso poniendo en cuestión su propia función, como sucede en algunos iconos de la modernidad. Ha sido también un laboratorio social, testigo de la transformación de las estructuras familiares, los hábitos higiénicos o la manipulación y el consumo de alimentos. Y ha sido por último un laboratorio técnico, abierto al experimento material, a la introducción de mecanismos o procesos de mejora del confort térmico, y a propuestas que optimicen el uso de los recursos o la energía. Desde una óptica arquitectónica, la elección del material tiene una dimensión expresiva, se adapta a la conveniencia de los que ocupan la vivienda, y afecta decisivamente tanto a la economía del proyecto como al comportamiento climático de la obra, por no mencionar la seguridad estructural o la protección frente al entorno. Es difícil iniciar un proceso de diseño sin haber decidido antes los materiales que van a utilizarse, y de hecho esta elección, lejos de limitar la libertad del que proyecta, guía su mano con naturalidad.
Se presentan aquí dieciséis ejemplos de casas, construidas en los cinco continentes, que usando cuatro materiales diferentes muestran la riqueza potencial de cada uno de ellos en el terreno artístico, en el funcional y en el técnico. Muy diversas entre sí, porque se extienden desde el pabellón en el paisaje hasta la vivienda entre medianeras, de la casa arquetípica a la agrupación geométrica, y del galpón a la macla, estas 4x4 casas procuran huir de la construcción cerámica —pese a que ‘el ladrillo’ representa en la cultura popular la edificación residencial, en contraste con ‘el cemento’ que se asocia a las infraestructuras ingenieriles— y declinan sus formas en cuatro materiales: madera, tierra, hormigón y metal, en un deslizamiento de lo natural a lo industrial que es probablemente equívoco, porque ya la propia madera es hoy un material muy sofisticado, y también porque las diferentes construcciones no usan cada material de una forma exclusiva, sino que a menudo los combinan en conjuntos híbridos que permiten ordenar las casas en un glissando que transita desde la madera hasta el metal.
El material sugiere la forma, y propicia el experimento, estimulando la inventiva constructiva, pero también permitiendo formular afirmaciones estéticas o explorar alternativas funcionales. Por más que una revista se vea constreñida a representar el mundo a través de arquitecturas de papel, esta cabecera se ha esforzado en documentar la materialidad de lo que se publica, descendiendo hasta el detalle constructivo para evitar transmitir lo construido como meras formas y colores, imágenes pálidas que se desvanecen en la retina y en la memoria. Hace ya más de veinte años que publicamos una monografía significativamente titulada ‘Casas materiales’ (Arquitectura Viva 86, 2002), pero la cultura material ha estado siempre presente en nuestras páginas, y no menos en muchos de los seminarios organizados por los que las editamos, como los cinco realizados en Valencia para la feria Cevisama entre 2018 y 2024, bajo la rúbrica ‘Arquitectura material’. La casa es un laboratorio, pero también lo son las publicaciones y los encuentros que procuran registrar el mundo físico que habitamos y que nos habita.

Bojaus Arquitectura, Casa X, Valdemorillo, Madrid (España)