Establecido en 1977 y otorgado por el Aga Khan Trust for Culture (AKTC), que dirige el español Luis Monreal, el Premio Aga Khan de Arquitectura se ha ido consolidando a lo largo de los años hasta convertirse en una referencia no sólo de las arquitecturas del mundo islámico, sino también de los edificios de calidad realizados con recursos locales y atentos al contexto. Dirigido por Farrokh Derakhshani, el premio trienal, dotado con un millón de dólares, y cuyo jurado presidió en esta edición Luis Fernández-Galiano, ha recaído en seis obras de diferente condición y ubicaciones muy distintas, cuya característica común es el modo en que contribuyen a mejorar su entorno: la mezquita Bait Ur Rouf en Daca (Bangladés), de Marina Tabassum; el centro comunitario en Gaibandha, también en Bangladés, de URBANA / Kashed Mahboob Chowdhury (imagen superior); la biblioteca y el centro de arte infantil en un hutong pequinés, de ZAO/ standardarchitecture y Zhang Ke (véase Arquitectura Viva 180); el puente peatonal Tabiat en Teherán (Irán), de Diba Tensile Architecture/ Leila Araghian y Alireza Behzadi; el Instituto Issam Fares en Beirut (Líbano), de Zaha Hadid Architects; y, finalmente, el Parque Superkilen en Copenhague (Dinamarca) de BIG / Bjarke Ingels Group. Topotek 1 y Superflex (véase AV Monografías 162), un singular proyecto que supone un elogio del pluralismo y de la tolerancia en el contexto de una Europa acosada de nuevo por el fantasma del nacionalismo y la xenofobia.