Situada en un barrio periférico y humilde de Daca, en Bangladés, la mezquita es fruto de un largo proceso de recaudación de pequeños donativos que dieron pie a una laboriosa ejecución que se vio interrumpida en varias ocasiones por la falta de fondos, y en la que participó activamente la población local. Dispuesta sobre un podio que delimita simbólicamente el perímetro del ámbito sagrado, el edificio reinterpreta y sintetiza el tipo tradicional de la mezquita, renunciando a la cúpula y al minarete. Compositivamente, la pieza está formada por un volumen cilíndrico de muros de carga inserto en un cuadrado y girado suavemente para buscar la orientación hacia La Meca. Esta macla geométrica genera un espacio central completamente cubierto —la sala de rezos—y cuatro patios por donde penetra cenitalmente la luz, resbalando por los muros de ladrillo, que se convierten así en pantallas simétricas recortadas en la penumbra de la sala de rezos. Al evitarse la entrada de radiación directa, el control del clima interior resulta más fácil —Bangladés está en el Trópico—; una estrategia a la que ayuda también el hecho de que los muros perimetrales estén en gran parte perforados para favorecer la ventilación natural. Delimitada por ocho pilares de ladrillo que flanquean los patios, la sala de rezos mira a una grieta recortada en el muro de la quibla, que alude con sutileza al tradicional mihrab...
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