
Izquierda: San Fernando. Pedro Roldán (escultor) y Luisa de Valdés (policromadora). Madera policromada y postizos h. 1671. Catedral de Sevilla
Derecha: Santo Tomás. Gaspar Becerra (escultor) y Gaspar de Hoyos y Gaspar de Palencia (policromadores). Madera policromada 1558-62 (talla) y 1570-79 (policromía). Catedral de Astorga (León), retablo mayor
Hasta que Hittorff descubrió la coloración intensa de los templos griegos, reinaba en el imaginario una Antigüedad del lavado aspecto del mármol. La carrera del tiempo había acabado con las capas de pintura que recubrían edificios y estatuas, y los valores estéticos que abrazaban la elegante neutralidad de los vestigios clásicos hicieron en gran medida olvidar la función expresiva del color. Sin embargo, la tradición polícroma se mantuvo muy viva en el terreno de la imaginería religiosa, donde imprimir color confería a las piezas convincente humanidad: una estrategia doctrinal que alcanzó su plenitud en la España de la Contrarreforma, como atestigua ‘Darse la mano’, una exposición abierta hasta el 2 de marzo que el Museo del Prado ha hilvanado con una exquisita selección de obras propias y prestadas, por lugares de culto tanto como por museos. Asociada en el furor barroco a lo divino —imágenes que cobraban vida, intervenciones milagrosas, talleres angélicos—, la talla de la madera se perfeccionó como una minuciosa tarea que no se consideraba concluida hasta que daba su mano el pintor. Así se alcanzó durante el Siglo de Oro un hermanamiento de las disciplinas al que también se sumó la arquitectura de retablos, pasos y escenografías, en pos de una obra de arte total rica en significados que ayudara a difundir la fe de manera vistosa, gestual y emocionante; en definitiva, eficaz.
El País: El Museo del Prado acoge el prodigioso espectáculo de la escultura policromada
El Mundo. La Roldana, escultora de reyes y ángeles: "Esta exposición era una deuda histórica"

Los primeros pasos de Jesús. Luisa Roldán, La Roldana Terracota policromada h. 1692-1704. Museo de Guadalajara