El futuro de la cerámica
Estructura y textura
La arcilla, base de la cerámica, es uno de los materiales más antiguos utilizados por el hombre en sus construcciones y uno de los protagonistas de la historia de la arquitectura. Sin embargo, desde hace algún tiempo, su papel ha entrado en una etapa de redefinición y en muchos casos de franca retirada. Este hecho se acusa especialmente en el panorama arquitectónico más reciente, que no parece encontrar en la cerámica un aliado de futuro y la considera para tareas secundarias sin explorar todas sus posibilidades. Pero si analizamos la actividad constructora del planeta, con cientos de millones de personas que todavía utilizan la arcilla como material base de construcción, nos encontramos con una paradoja: aunque todavía hoy se construye con tierra, la arquitectura reconocida y publicada prescinde de ella.
En todo caso, este alejamiento intelectual de la cerámica del frente arquitectónico tiene raíces más profundas que no son sólo consecuencia de la moda, por lo que si este material quiere mantener y asegurar su presencia en el futuro está obligado a ‘reinventarse’. El primer paso para catalizar su transformación sería que el hombre constructor, que creía haberla dejado atrás, superada por técnicas más novedosas, se sacudiera los prejuicios y detuviera su mirada por un momento para comprender que la cerámica es alta tecnología, es decir, una relación de prestaciones para el aprovechamiento del hombre. Si se observa desde este punto de vista se descubre que la tecnología más puntera ha estado siempre con nosotros y que bastaría desarrollarla y estimularla para que pueda cumplir un nuevo papel liberada de visiones románticas... [+]