En la estela de la obra anterior de la autora, The Function of Ornament (2006), aparece ahora una segunda operación de la ‘función’, esta vez, con la ‘forma’ como variable funcional de sensaciones. Es lo sensorial, lo no físico, lo que persevera como hilo conductor de estas obras, que insisten en el objetivo de rasgar los significados de la función, y convertirla casi en un ‘operador’ matemático para ensanchar los significados del ornamento y la forma. Esa condición de operador es lo verdaderamente seductor del libro pues, aplicado en este caso a la forma, establece una ecuación formulada para producir objetivos de doble condición: física y no física, sensorial, en una estrategia de mirar el envés de los haces tradicionales en arquitectura. Esa es la operación que se realiza en el libro; un fabuloso despliegue topológico de formas, de capacidades espaciales y geométricas, siempre enlazadas con sus efectos sensoriales, con sus resultados no físicos.
Con las escuelas de arquitectura entregadas a los operadores geométricos, a los algoritmos gráficos, al script como aliado imprescindible, esta obra resulta una referencia docente excelente, muy bien dibujada, si bien quedan suspendidos los problemas de escala, material, y una mayor profundidad estructural; pero quizá estos sean términos analizables pronto en nuevas operaciones, en nuevas coordenadas matemáticas para la función.