Un espejo oscuro: Willis Faber, paisajes del trabajo
Construido de 1971 a 1975 para una compañía de seguros que había decidido trasladarse fuera de Londres, el edificio de Willis Faber ajusta su piel futurista, oscura y sinuosa al núcleo medieval de Ipswich, una pequeña ciudad del este de Inglaterra, reflejando durante el día la imagen fracturada de las fachadas históricas que lo rodean, y resplandeciendo mágicamente por la noche como una nave espacial. El exquisito cerramiento minimalista —que inevitablemente alude a la propuesta de Mies en 1922 para un rascacielos de vidrio— es a la vez un alarde tecnológico, al sujetar el vidrio directamente al borde del forjado superior, y un hallazgo estético, al adecuarse al contexto urbano sin renunciar a su carácter abstracto. Pero el rasgo más extraordinario de esta obra es un gran vacío diagonal, iluminado cenitalmente —con escaleras mecánicas que comunican los diferentes niveles, desde la planta baja con la entrada y la piscina cubierta, hasta la cubierta ajardinada con el restaurante—que crea un espacio público soleado, dinámico y alegre en el corazón de lo que solían ser oficinas sórdidas y oscuras: el nuevo paisaje del trabajo, ecológico e igualitario, que se había ensayado en el centro social de Olsen y en las oficinas de IBM, encontró en este edificio comunitario su mejor expresión...[+]