Si la Viena de la belle époque se ha recorrido en tres movimientos —la rebelión edípica de la Secesión en busca de la verdad desnuda, el despojamiento ornamental de la arquitectura y el paroxismo sensual e irracional del expresionismo—, el París de entreguerras se presentará también con tres episodios sucesivos: el retorno al orden tras el fin de la Primera Guerra Mundial, la turbulencia de los años treinta con el papel central del surrealismo y la actividad en el París ocupado durante la Segunda Guerra. Y si el tejido urbano de la Viena que experimentó aquel extraordinario auge artístico e intelectual se había completado ya sustancialmente en 1900, lo propio cabe decir de París, porque las ciudades que hoy visitamos no son muy diferentes, en sus áreas centrales, de las que vivieron los artistas de la Secesión o del surrealismo...

Luis Fernández-Galiano en la Fundación Juan March. ‘París 1918-1945: Picasso, Le Corbusier, Breton’[+]