Si se puede resumir la Viena finisecular con una imagen, esta sería la Nuda Veritas pintada por Gustav Klimt en 1899, una representación de la verdad desnuda que los miembros de la Secesión eligieron como emblema. Defensores de una nueva forma de hacer y enfrentados a la generación de sus padres —la burguesía liberal que había creado la Viena de entonces—, este grupo de artistas protagoniza una de las muchas rebeliones edípicas que tendrán lugar en la ciudad de Sigmund Freud. Este desnudo femenino, con una serpiente que se arrastra a sus pies, es una Eva que no nos ofrece una manzana sino un espejo en el que mirarnos para ver la verdad desnuda, frente a lo que ellos juzgaban la hipocresía y la falsedad de la Viena de su tiempo. La cita de Friedrich Schiller que la corona es desde luego arrogante, porque dice esencialmente que no hay que buscar gustar a los más, que es suficiente con gustar a los menos...
‘Viena 1900-1918: Wagner, Freud, Klimt’ en la Fundación March[+]