Querido Jacques:

He leído la carta aparecida en Domus, y más tarde en Arquitectura Viva 230, y, aunque iba dirigida a David Chipperfield, hablas en ella de tantas cuestiones interesantes acerca del estado en que se encuentra la arquitectura hoy, que puede considerarse como una carta abierta, dirigida a todos los colegas, y de ahí que me anime a escribirte.

En ella contestas a una pregunta que Chipperfield te hace a propósito de «qué deberíamos hacer los arquitectos frente al inminente desastre medioambiental» y respondes lacónicamente: «Querido David: la respuesta es nada». En la cruda respuesta puede que esté implícito el rechazo a asumir el rol mesiánico que los arquitectos pretendieron tener al entender que su trabajo —la arquitectura— podía ser el más eficaz de los instrumentos para una reforma social, el cauce adecuado para la revolución. Pero puede que, en lugar de ser tan tajante, bien hubieras podido decir: «Querido David: la respuesta es algo, aunque poco»...[+]