En el pasado, la razón hacía posible el construir. Solo podía construirse aquello que la razón soportaba y puede que no sea exagerado el decir que desde ella se ha escrito la historia de la arquitectura. Hoy, sin embargo, las cosas han cambiado y podemos construir sin hacer uso de la razón. Cabe el construir prescindiendo de ella. Diríase que la ‘construibilidad’ exime a lo construido, y por ende a los edificios, de mostrar los atributos racionales que la arquitectura tenía en el pasado. La mera ‘construibilidad’, el que todo pueda construirse, hace superfluo que pongamos en duda la racionalidad de lo construido, e innecesario que asociemos lo construido con lo razonable. El estar acostumbrados a que la forma de lo construido pudiese explicarse en términos racionales —fuesen estos establecidos por un manejo juicioso de los materiales, por los usos que la justificaban o por el empleo de lenguajes cuya continuidad en el tiempo los dotaba de sentido— hace que el prescindir de tal racionalidad sea uno de los rasgos más característicos que observamos hoy, tanto en buena parte de la ‘arquitectura avanzada’, como en la ‘arquitectura anónima y de mercado’...[+][+]