Según el tópico repetido a finales de los años ochenta y principios de los noventa, Herzog & de Meuron eran arquitectos de fachadas; muy hábiles en la decoración de naves pero apenas interesados en la configuración espacial. El refinamiento y la precisión de las plantas quedaban, por así decirlo, ocultos tras los sugerentes alzados. Contribuyó a afianzar el tópico el hecho de que los clientes —primero las empresas y después un número creciente de particulares— demandasen espacios con gran flexibilidad de uso. De tal demanda resultaba casi automáticamente una caja, y de ahí que la caja se convirtiera en el símbolo de la nueva arquitectura de la Suiza alemana. Herzog y de Meuron fueron, en cualquier caso, los primeros en reaccionar en medio del frenesí de citas posmoderno construyendo cajas simples, eso sí, refinadísimas en el detalle. Los principales ejemplos de esta reacción se encuentran en la galería para la colección Goetz de arte contemporáneo en Múnich, y el almacén para la fábrica de caramelos balsámicos Ricola en Laufen, al noroeste de Suiza... [+]