Actualidad 

Calatrava en Río de Janeiro

Arquitectura parlante

29/02/2016


Acompañado por la presidenta Dilma Rousseff, y con todo el aparato que exigía la consagración de un edificio que al cabo simboliza el nuevo Río de Janeiro, Santiago Calatrava inauguró en diciembre el llamado Museo del Mañana. Atendiendo al nombre, y después de contemplar el edificio, lo del ‘mañana’ por fuerza evoca la estética futurista de las películas de serie B o bien las ciudades galácticas de la, otra vez tan cacareada, Star Wars. Sin embargo, más que su continente, lo que da nombre al museo es su contenido, una ambiciosa exposición que presenta los desafíos climáticos y sociales que deberá afrontar la humanidad en un futuro inmediato.

En la ceremonia de inauguración, el autor y las autoridades presentaron el proyecto de un modo casi determinista: el contenido estaba tan definido que al arquitecto sólo le quedaba por hacer una forma que se pudiera leer, «una arquitectura que hablase», en palabras de Calatrava, que con ello evocaba —quizá sin pretenderlo— aquella architecture parlante que Léon Voudoyer se inventó en 1852 para definir algunos proyectos de Ledoux. Pero, ¿de qué habla el Museo del Mañana? De las formas de las bromelias, plantas que crecen en las selvas de Río y que, sin duda, resultaba inevitable convertir en dos voladizos de 75 y 45 metros de longitud. La broma o bromelia ha costado 60 millones de euros, y probablemente haya sido más oneroso el vacío bajo los voladizos que el resto de la construcción. Son las cosas que tiene la arquitectura parlante.


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