Si para los arquitectos de la modernidad los silos fueron una referencia icónica, para los contemporáneos son una huella del pasado en la que intervenir. Es el caso de Thomas Heatherwick, que acaba de terminar en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) el Zeitz Museum of Contemporary Art Africa, la institución dedicada al arte más grande del continente. Ochenta salas ocupan los viejos depósitos de hormigón, desplegándose en torno a un atrio de 27 metros para formar un conjunto que, al interior, funciona como una inquietante caverna, pero que se expresa a través de una serena fachada de ventanas de vidrio ligera y elegantemente abombadas.