Despertando la curiosidad y el asombro de sus vecinos, la villa Bio se emplaza en una urbanización de viviendas convencionales en la localidad gerundense de Llers, en las inmediaciones de Figueras. Su forma fluida cubierta por una fina capa de tierra con alta concentración de nutrientes donde puede crecer vegetación, recuerda a un estrato geológico y permite a la casa integrarse en el terreno ondulante. La idea del proyecto surge de la percepción de la arquitectura como plataforma de la cultura y del arte contemporáneo, donde habitar se puede convertir en un arte. Se diseña un paisaje lineal de acontecimientos que se pliega en el solar y forma una espiral ascendente. En los 450 metros cuadrados útiles se suceden distintas estancias separadas por muros de pavés con dibujos de nubes pixeladas. Numerosos elementos singulares aportan nuevas experiencias al hecho de habitar, como ocurre con unas lentes que captan luz solar desde el tejado proyectándola al interior con la intensidad de un gran ventanal, o con la iluminación artificial inteligente, que es capaz de modificar su intensidad y temperatura de color según el momento del día, reproduciendo de forma exacta la luz natural.
La fachada se plantea como una topografía ‘líquida’, partiendo de la naturaleza fluida del hormigón. Su textura se genera gracias al proceso que relaciona accidente topográfico y construcción digital, conocido como CADCAM, combinación del diseño por ordenador con la manufacturación de los modelos, en este caso mediante una fresadora de tres ejes que perfila un motivo en relieve de 24x3 metros. Este molde tridimensional se convierte en el encofrado de las fachadas longitudinales. El deseo de generar un volumen fluido lleva a diseñar una estructura lineal de hormigón de sección constante en forma de C, cuyas fachadas opacas de 70 centímetros de espesor, que cuentan sólo con pequeñas aperturas circulares, trabajan como vigas soportando un voladizo de 15 metros de longitud... [+]