El encargo es fruto de un concurso restringido en el que el promotor buscaba una solución para rediseñar el patio de juegos del Colegio Infantil Mirabal, a quien el Ayuntamiento de Boadilla del Monte cedió un terreno de aproximadamente mil metros cuadrados. El proyecto debía resolver la integración y adaptación del terreno cedido y la renovación de la zona de juegos existente, manteniendo la división de la zona de juegos por grupos de edad.

En los días de lluvia los niños no podían jugar en el exterior, por lo que una de las prioridades era aumentar el área cubierta. El pabellón existente quedaba aislado en un vasto patio de juegos junto a una pequeña estructura que alojaba los aseos y un almacén. Gran parte de la superficie exterior se encontraba abandonada y en desuso. El índice de ocupación de la parcela era ya el máximo permitido y por ello resultaba inviable añadir más volumen. Manteniendo el pabellón existente, la solución pasó por crear un nuevo espacio de juego que protegiese a los niños tanto de la lluvia como del implacable sol de la meseta. Desarrollando longitudinalmente la estructura del antiguo pabellón, el nuevo umbráculo redefine el patio acrecentando la superficie cubierta y protegiéndose del ruido de la cercana M-513. Ideado como una sucesión de distintos espacios lúdicos —bajo el voladizo, en la pérgola, el viejo pabellón, el patio y el anuncio— el umbráculo se percibe, sin embargo, como un único cuerpo: un gran salón de juego, aireado y fresco.

Para conectar el nivel principal del patio con la cota de la calle y la del parque público se aportaron tierras, crean­do una topografía de pequeñas colinas en la que se integrarían diversas zonas de juego, islas de arena, un anfiteatro encajado en el terreno con capacidad para 150 niños y un área de plantación. Los juegos infantiles se crearon especialmente para el proyecto: las vallas-ábaco separan zonas de juego; a través de los ojos de buey se lanzan balones y sobre las pizarras que revisten los muros de los baños se puede dibujar con tizas. El nuevo pabellón descansa como una gran viga sobre nueve soportes. La estructura se construye con tubos metálicos. El ritmo de 50 centímetros viene determinado por el sistema de sujeción de los paneles de policarbonato, del mismo ancho. Evitando el uso de diagonales se consigue crear una membrana tersa y translúcida. En los puntos de tensión estructural se aumenta la sección de los tubos de acero para así, como en las cuerdas de una guitarra, conseguir en cada uno el tono deseado. El voladizo de 12 metros que remata el pabellón en su flanco oriental también está construido sin diagonales. Los pilares metálicos del viejo pabellón se integran en el muro translúcido, entre las dos hojas de policarbonato. Los paneles de la hoja exterior se imprimieron digitalmente con un patrón a base de manos infantiles en blanco que contrasta con el acabado opal de los paneles, creando cierta vibración extendida a todas las fachadas del umbráculo... [+]