Emplazada en un agradable barrio del norte de Tokio, sobre un solar muy pequeño (162 metros cuadrados) y de topografía un tanto accidentada, la casa está rodeada de construcciones no muy altas, pero muy cercanas las unas de las otras. Estas condiciones previas fueron determinantes en la estrategia del proyecto, en la que se optó por componer un edificio cerrado al exterior, segregado del resto de edificaciones y con un desarrollo sensiblemente vertical, dada la falta de superficie disponible en el solar. La casa creció así como si fuese un árbol en un bosque: único pero rodeado de otros ejemplares semejantes.
Para llevar a término esta analogía, y para hacer posible el espacio introvertido buscado, no se recurrió a la geometría cartesiana convencional (ventajosa sólo para casos de repetición modular con una orientación fija), sino que se prefirió hacer uso del sistema de coordenadas polares, que describe la posición de un elemento mediante la distancia y el ángulo respecto de un centro. Esta herramienta permitió generar un plano alabeado, definido por una sucesión de esbeltas vigas de madera laminada desarrolladas hasta completar una vuelta de 360º. Estas vigas se sostienen en un único pilar central, de 1,1 metros de diámetro, constituido por la unión de 32 pequeñas columnas coincidentes con el apoyo de cada una de las vigas generatrices.
Además de actuar como estructura portante, el entramado de madera sostiene, en su parte superior, la superficie reglada de la cubierta, y organiza, en la inferior, el programa doméstico, pues el pilar central sirve también para replantear los cuatro ámbitos distintos en los que, inspirándose en las cuadrículas tradicionales japonesas, se divide la casa. Las variaciones de la geometría angular del techo contribuyen asimismo a definir la atmósfera más adecuada a cada estancia. Así, mientras que el dormitorio se sitúa bajo la parte más baja y oscura, la zona de estar ocupa la más alta y luminosa, allí donde la distancia entre las vigas se hace mayor y pueden abrirse amplios ventanales.
Obra
Casa Árbol.
Arquitectos
Mount Fuji Architects Studio / Masahiro Harada y Mao Harada.
Fotos
Mount Fuji Architects, Kenichi Suzuki.