El nuevo Estadio Nacional de Sudáfrica se levanta sobre una instalación anterior, construida en 1987 y completamente remodelada para la celebración del Mundial de Fútbol 2010. A la hora de dar una nueva imagen al estadio se eligió como inspiración el calabash, un recipiente tradicional africano que resulta de vaciar y secar una calabaza, cuya forma se identifica inmediatamente con el país. El graderío se amplió, mejorando las vistas y aumentando a tres los dos niveles de gradas anteriores; el color naranja de los asientos convierte el campo en un recinto cargado de emoción. Una circunferencia exterior al estadio demarca mediante marquesinas de color fuego la línea de seguridad. 

Uno de los rasgos más característicos del estadio es su fachada a base de paneles de cemento reforzado con fibra de vidrio, en ocho colores y dos texturas que hacen referencia a la típica decoración de los calabash. Múltiples aberturas perforan la superficie, estableciendo un patrón que se hace evidente con la iluminación nocturna del estadio. La cubierta, que sale en voladizo de una viga en anillo de sección triangular, se resuelve con una membrana de ETFE en un color similar a la arena de las minas vecinas. Por la cara interior, las vigas se revisten de malla metálica que conforma un terso cielo raso suspendido. 

La forma circular del recinto en el que se inscribe el tereno de juego se eligió por una mayor facilidad de montaje. Debido a que la estructura de hormigón preexistente tenía limitada la carga admisible, se decidió apoyar la cubierta sobre doce grandes pilonos de hormigón de nueva planta, cuya colocación sobre el graderío existente supuso un enorme reto de precisión constructiva. Las cargas de la fachada se transmiten al suelo a través de 120 pilares inclinados de hormigón. Ocho grandes rampas garantizan la eficaz salida y entrada de espectadores a los niveles superiores del estadio. Dichas rampas siguen el ‘cuenco’ del estadio, cambiando su posición en planta de un nivel a otro. Los pilares que soportan las rampas, también inclinados, han requerido minuciosos cálculos para su dimensionado. 

La fachada está revestida de paneles de cemento reforzado con fibra de vidrio (Fibre C) de 13 milímetros de espesor, servidos en piezas de 1,20 por 1,80 metros y fijados a una sub­estructura de acero galvanizado, con excelentes propiedades térmicas y acústicas.