Este edificio del distrito madrileño de Carabanchel se asienta sobre un solar que culmina y consolida el tejido de la ciudad en la zona de contacto con la autopista de circunvalación M-40. Las ideas esenciales del proyecto surgieron de las características del emplazamiento, un solar en rótula que articula el giro de la nueva trama urbana del PAU con la trama fragmentada y rota del núcleo urbano. De esta manera se ha edificado en toda una serie de solares con el objetivo de coser el límite existente, límite no consolidado, con la rotunda nueva ordenación. Apoyado en la dirección de la importante avenida de Carabanchel Alto, la parcela pertenece a este conjunto de solares de borde. 

La organización de los volúmenes renuncia a someterse a la alineación de la parcela. La solución adoptada consigue crear unos patios semiprivados, concebidos como espacios de recogimiento pero en conexión con la ciudad.

Por otra parte existe una segunda característica, incluso de mayor importancia, que es la presencia en el lateral sur de la intervención de un nuevo parque urbano que desciende hasta prácticamente la orilla de la M-40. En un entorno denso este hecho confiere una singularidad notable al edificio, que se convierte en un edificio balcón.

Tanto en su organización como en su escala el proyecto se deja condicionar por las características del contexto, y ello se pone de manifiesto en la organización de los volúmenes. Así, se ha construido un bloque que conforma el límite y tres más que se colocan en perpendicular al primero. En su interior se han desarrollado dos tipologías de vivienda que responden a los condicionantes del programa.

En el bloque que configura el borde se desarrolla una vivienda cruzada con una crujía de 11,45 metros, organizada en torno a una espina central donde se condensan los servicios. Con una modulación clara y ordenada de la estructura, esta distribución separa la zona de dormitorios, orientados a norte, hacia el jardín interior, de la cocina y el salón, que absorbe la mayor superficie. 

En este flanco se ejecuta el retranqueo de la piel interna de vidrio que recorre el bloque en su fachada más pública. Con tal operación se crea una banda de terrazas abiertas hacia el parque, las vistas y el sur. En la fachada opuesta se ha facilitado la unión o separación de los dormitorios, lo que acentúa la versatilidad de la vivienda y la posibilidad de variar sus usos.

Los bloques transversales tienen a su vez una crujía de 9,30 metros, y en su interior se ha ensayado una tipología de vivienda en dúplex, destinando la planta inferior para cocina y zona de estar, y la superior para dormitorios. En este caso las viviendas vuelcan a los espacios ajardinados genera-dos entre los volúmenes, cerrándose a la orientación oeste y abriéndose al este.