Que eso que llamamos ‘naturaleza’ o se parece a la ‘naturaleza’ es muchas veces una construcción humana lo demuestran paisajes como el de la provincia china de Zhejiang, una alfombra de colinas que esconde más de 3.000 canteras excavadas a lo largo de siglos. La mayor parte están abandonadas, pese a su belleza pintoresca; de ahí que se haya intervenido en nueve de ellas con el objeto de revitalizar la zona a través del turismo.

Las poderosas heridas provocadas en la roca, por las que fluye la luz cenital, y las dramáticas secciones creadas por el juego de las paredes, que pueden procurar una buena acústica, se han aprovechado para insertar con tino un programa limitado y respetuoso con el enclave. Así, mientras que los espacios mejor acondicionados se han destinado a la celebración de actos culturales, los de tamaño más reducido o con mejores vistas se han utilizado como inopinadas casas de té y espectaculares miradores. Estas delicadas piezas funcionan como los jalones de un nuevo y respetuoso itinerario a través de una naturaleza que, para ser bella, no necesita en rigor ser solamente ‘natural’.

Hasta el 5 de mayo, el Aedes Architecture Forum de Berlín acoge la exposición ‘Jinyun Quarries – The Quarry as Stage’, dedicada a estas intervenciones. 

Cantera 8

Cantera 9

Cantera 10