Situado en la localidad japonesa de Aichi, el enclave se define por dos características principales. La primera es su baja densidad combinada con una alta ocupación del suelo, que da pie a un tejido extenso y pegado al suelo. La segunda es la presencia de largos setos que definen los límites entre las parcelas y dotan al lugar de una atractiva atmósfera verde.

Ambas características se han tenido en cuenta en el proyecto. Los setos se han conservado tal y como estaban originalmente, para convertirlos en una capa constructiva más de condición lineal que sirve de filtro de intimidad al tiempo que conforma un telón de fondo para las vistas desde el interior de la casa. Por su parte, el carácter horizontal de la trama urbana se ha potenciado distribuyendo todos los espacios en una sola planta, y cubriendo el conjunto con una topografía de esbeltísimos tejados de madera que se rigidizan frente al sismo gracias a unos muros macizos interiores. Esta disposición hace posible cubrir con sencillez y coherencia las diferentes células que componen el programa, a la vez que genera una poderosa y atractiva imagen de conjunto.