La renovación de la capitanía y de los servicios náuticos del puerto deportivo de Bourgenay, situado en la costa atlántica francesa, permitió recuperar la continuidad del camino de aduaneros, un sendero peatonal interrumpido por la construcción del puerto. La intervención se erige también en el límite entre la vegetación atlántica que desciende de las colinas y el puerto. Evocando la geometría los edificios representativos de la zona, como las Corderías Reales de Rochefort, el proyecto propone un volumen lineal que acompaña el pequeño acantilado frente al mar. La línea se pliega para adaptarse a la topografía y preservar un grupo de árboles existentes. Posado sobre un zócalo que separa las actividades recreativas de las náuticas, el conjunto alcanza la altura del acantilado. La capitanía, sus servicios y varios restaurantes se distribuyen bajo la cubierta, separados por patios sombreados con pérgolas y los árboles. El recorrido termina en el extremo sur del edificio, conectando con una plaza arbolada que conduce al centro urbano o al sendero. La vegetación de las colinas que acompaña el camino desciende por el terreno rocoso hasta llegar al pie del nuevo volumen que funciona como barrera del intenso viento del océano, favoreciendo el crecimiento de la vegetación local entre éste y el acantilado…[+]