Situada a las afueras de Basilea y en el valle del río Wiese, uno de los afluentes del Rhin, la comuna de Riehen convocó en 1979 un concurso para renovar sus piscinas municipales, pero tuvo que esperar a 2007 para que el proyecto se llevase a término. En el ínterin, la tecnología de las piscinas había evolucionado, de manera que los sistemas mecanizados y químicos fueron dejando paso a métodos más respetuosos con el medio ambiente, basados en la depuración biológica. Estos avances se incorporaron en el proyecto definitivo, en el que el vaso de las piscinas convencionales, geométrico y artificial, se sustituyó por una especie de lago orgánico, muy próximo a la ribera. En torno a este lago, que es el núcleo funcional y simbólico de todo el conjunto, se organiza el resto del programa (taquillas, vestuarios y zonas técnicas), distribuido en su mayor parte en un pabellón que evoca los badis, pequeños baños de madera construidos en la ribera del Rhin. Con su traza orgánica, este pabellón se prolonga en una empalizada de madera que va cerrando la parcela excepto en su límite sur, donde se abre para que el edificio capte la luz del sol y se abra a las vistas sobre el río. Tanto el pabellón como la empalizada se han construido con una estructura de madera de alerce compuesta de pórticos asimétricos y piezas ensambladas con sencillos pernios de acero.