En La Vall d'Uixò, una localidad en la provincia de Castellón, debía construirse un complejo deportivo que completara un pabellón existente con piscinas climatizadas, un campo cubierto adicional, y pistas al aire libre. La situación del solar dentro del casco urbano llevó a abordar la ordenación de conjunto como un fragmento de ciudad que prolongara en el recinto la jerarquía de calles y plazas del tejido urbano circundante. Siguiendo la trama ortogonal de la red viaria, el conjunto se ordena en dos grandes franjas que cruzan el solar en dirección este-oeste, dejando un amplio pasaje peatonal entre ambas, en el que se ubican los accesos a todas las instalaciones. La franja mayor define el límite norte del pasaje, agrupando en una secuencia las pistas al aire libre, un nuevo campo cubierto y el pabellón existente, que comparte con el anterior los vestuarios y una galería de acceso con vistas a ambas pistas.

Las cotas de la pista y el graderío del pabellón deportivo existente han inspirado una segregación de usos en dos niveles que permite semienterrar los edificios para reducir la presencia de los pabellones. De esta manera, la planta de acceso de todos los pabellones se destina a los espectadores, mientras el nivel inferior se reserva a los deportistas. Dentro de la primera fase realizada y definiendo el flanco sur del pasaje peatonal, el edificio de piscinas colmata el vértice del solar más próximo al río con un cuerpo extenso de una planta sobre rasante y un prisma de tres alturas dedicado a oficinas que se macla con el anterior marcando el punto de entrada. Desde el pasaje peatonal se accede así a las gradas, la cafetería y a la rampa que desciende al nivel inferior, donde se sitúan los vestuarios y dos vasos de 12,5 x 25 metros y 12,5 x 6 metros respectivamente. Al estar excavada en el terreno, la planta inferior recoge la geometría trapezoidal del solar con el solárium al aire libre y una superficie triangular de playa en el interior, cuya cubierta perforada de tragaluces adquiere el nivel de la calle.

El cuerpo que alberga el graderío y las piscinas se construye en hormigón blanco, mientras el prisma de oficinas se reviste parcialmente de chapa grecada. Al interior, un muro de vidrio separa el ámbito público del dedicado a usos deportivos para poder atender a sus demandas energéticas específicas. La unidad espacial de ambos recintos se confía entonces al plano continuo del techo, formado por tableros de madera, al igual que los asientos. La misma madera aparece acompañada de lamas de chapa perforada en los grandes huecos abiertos en el alzado sur para comunicar las piscinas con el solárium.

Materiales como el hormigón, la chapa grecada o el vidrio armado, usados con frecuencia en la construcción industrial, se emplean aquí para facilitar el mantenimiento de las instalaciones.