Peter Merian Haus, Basilea
Hans Zwimpfer 

Peter Merian Haus, Basilea

Hans Zwimpfer 


Llegando en tren a la Ostbahnhof de Basilea sale al encuentro un enorme inmueble de color gris verdoso, que parece de cristal. Con casi casi 200 metros de longitud por 60 de anchura, la llamada Peter Merian Haus se enfrenta a un mar de vías, a un cruce de avenidas y a unos edificios de vivienda antiguos y ennegrecidos por la contaminación. Enseguida salta a la vista la desnudez y claridad de su elemental organización: una secuencia de seis bloques y cinco patios, envueltos en una piel de vidrio respectivamente mate y transparente. 

La PMH no lleva firma ni ostenta diseño, y sin embargo es el resultado de la iniciativa ‘Arte + Arquitectura’, en el que un grupo de artistas colaboraron desde el primer momento en la toma de decisiones arquitectónicas. Su proceso de gestación ha sido largo; desde que en 1986 se decidiera construir una nueva central de correos vinculada a la estación, hasta su reciente inauguración como centro de negocios compartido por empresas e instituciones, el programa se ha ido modificando en función de imponderables como la recesión económica o la reducción de las demandas de la compañía postal. Para dar respuesta a la flexibilidad requerida, el edificio se concibe como un ‘armazón noble’, es decir, nada de revestimiento de pilares, ni de falsos techos, ni de iluminación ‘integrada’; los acabados interiores son pragmáticos: paredes y techos de hormigón visto. Y todos los espacios tienen tres metros de altura, suficiente para adaptarse sin problemas a usos que van desde la oficina convencional a la sala de conferencias. 

Como el resto del proyecto, la fachada responde a un principio low tech: se decidió que sería de vidrio, entre otros motivos por su óptima resistencia a la contaminación; sin embargo, la posibilidad de un muro cortina quedaba excluida por su dependencia del aire acondicionado, que se escapaba del presupuesto y era contrario a la normativa suiza. La solución más sencilla resultó ser un muro convencional formado por un panel prefabricado de hormigón para resolver la inercia térmica, una capa doble de aislante al exterior, una cámara de aire y una piel impermeable, de vidrio en vez de piedra o chapa metálica. Así, el edificio no es de cristal, sólo se reviste con él. Los patios descubiertos hacen de colchón acústico y ventilan naturalmente las estancias que dan a ellos. De la colaboración con el desaparecido artista norteamericano Donald Judd resultó tanto la modulación cúbica del volumen como el color del vidrio, verde con un punto de azul para contrarrestar los efectos de la suciedad, y su textura, mate para impedir el reflejo de los edificios vecinos. 

Simbiosis disciplinar
Por su parte, el pasaje de acceso y los seis patios interiores se colonizan con instalaciones artísticas. El suelo del primero, obra de la neoyorquina Roni Horn, es un empedrado de caucho y hormigón impreso, que sugiere pasos inciertos. El patio del edificio 80, encargado a la austriaca Brigitte Kowanz, está recorrido en toda su altura por la frase Light is what we see (la luz es lo que vemos) grabada al chorro de arena sobre el vidrio transparente. La ginebrina Ursula Mumenthaler secciona una esquina del patio del edificio 82 con un plano azul cobalto, Le champ bleu. Los espíritus que ocupan el patio de edificio 84, alojados allí por la suiza Pipilotti Rist, no salen en las fotos: son fantasmas, susurros o pompas de jabón que se aparecen a horas fijas en los ascensores y las paredes. El francés François Morellet atraviesa el patio del edificio 86 con la instalación Arco, cuerda, luz, dibujada en el aire con neón rojo. Del patio del edificio 88 cuelga la Acuarela espacial del suizo Beat Zoderer, hasta veinte planchas cuadradas de vidrio de distintos colores suspendidas a diferentes alturas. Finalmente, el patio del edificio 90 exhibe una instalación sobre los medios de comunicación del también helvético Hans Danuser: su Cerca y lejos reproduce el signo informático de la barra invertida o backslash sobre la pared de vidrio mate de las oficinas. Una decena más de artistas, entre los cuales Balthasar Burkhard, Rogelio López Cuenca o Eric Hattan, también han hecho aportaciones al proyecto...
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Obra
Edificio de oficinas Peter Merian Haus, Basilea. 

Cliente
Correos Suizos; IBO (Immobiliengesellschaft Bahnhof Ost). 

Arquitectos
Hans Zwimpfer (director del proyecto); Bürgin, Nissen, Wentzlaff (hasta 1995). 

Colaboradores
Lucien Brom, Pascal Essigman, Christian Geser, Jacqueline Goetschy, Mirco Morassi, Marcus Rütimann (arquitectos); Donald Judd (silueta y fachadas), Roni Horn, Brigitte Kowanz, Ursula Mumenthaler, Pipilotti Rist, François Morellet, Beat Zoderer, Hans Danuser (instalaciones en patios). 

Fotos 
Margherita Spiluttini.