Situado en el centro del casco histórico de Pekín, el edificio forma parte de un proyecto urbanístico cuyo objetivo es mejorar la calidad de vida a través de la rehabilitación de varios inmuebles-patio del tipo tradicional zayuan, formados por un espacio abierto irregular y una serie de añadidos.

Merced a su carácter híbrido, el zayuan fomenta el sentido de pertenencia al vecindario, y esta capacidad de ligar la arquitectura con la idea de lo comunitario es lo que se ha querido rescatar en el proyecto, diseñado con un esquema rotativo de partes que genera numerosas y variadas posibilidades de uso, desde exposiciones hasta viviendas, pasando por actos culturales, seminarios académicos, oficinas y cafetería.

Del edificio original, se ha restaurado la cubierta inclinada, al tiempo que se recuperaba la forma tradicional de la casa en torno al patio. Se han reemplazado los añadidos de baja calidad por pabellones más discretos y ligeros, y organizado el conjunto en torno a tres patios: uno grande y dos pequeños. El uso del bambú laminado y prefabricados ha minimizado las molestias al vecindario durante la fase de construcción. Y toda la intervención se ha planteado con la idea de yuxtaponer lo viejo y lo nuevo en todos los ámbitos: la construcción, la estructura y el espacio.