Situada en el corazón de Europa, Hungría aprovecha esta exposición universal de tránsito al segundo milenio para celebrar el primero de su historia con un pabellón formado por un edificio en forma de cuenco forrado de listones de madera —en cuyo interior se alojan salas de exposiciones, elementos de comunicación e instalaciones— y por otro de servicios semienterrado alrededor del volumen principal. De reminiscencias orgánicas con sus dos alas o pétalos entreabiertos, el cuerpo principal domina la composición, haciendo coincidir su eje principal con el vértice noroeste del solar, donde se sitúa el acceso desde el Bulevar Europa a través de la ‘puerta del amor’, consistente en sendas esculturas masculina y femenina obra del artista Pál Kõ. Entre las dos paredes sinuosas, que alcanzan los 20 metros de altura, se tienden unas lonas que proporcionan sombra permitiendo el paso del viento, como una calle cubierta de sabor mediterráneo. Algunas de las capas interiores de estos pétalos se abren para servir como pantallas de proyección que rodean al visitante.

El edificio periférico —en forma de L y donde se emplazan el restaurante y la sala VIP—, abraza el cáliz de madera por sus lados oeste y sur. Construido en hormigón visto y con azotea vegetal, en él se abren unos grandes huecos hacia el interior del pabellón…[+]