Junto al Arco del Triunfo, en uno de los barrios parisinos más lujosos, se ubica este edificio de oficinas destinado a un banco. Ocupa un solar con doble orientación, cuyo lado principal mira hacia la avenida de Friedland, y cuya trasera se relaciona con un patio ajardinado. Esta situación define el carácter de sus dos fachadas: más escueta la interior; más representativa, la exterior. Con sus treinta metros de desarrollo lineal, esta última está formada por una doble piel. La hoja interior de la misma es un muro cortina convencional de perfiles de aluminio, mientras que la exterior es mucho más compleja, y corresponde a una celosía tridimensional de piezas aproximadamente triangulares agrupadas al modo de los pliegues de un origami.

Concebida como elemento plástico además de como protección solar, la celosía está compuesta por bastidores de marco de acero inoxidable fijados a montantes de aluminio. Su mayor singularidad es el material que soportan los marcos: paneles de doble vidrio laminado con un film interior en el que se han serigrafiado las vetas de un aplacado de mármol.

Sustituir el mármol verdadero por un sucedáneo de vidrio ha tenido en este proyecto ventajas plásticas y técnicas. Ha permitido, en primer lugar, afinar el color del acabado y controlar la disposición y geometría de las vetas, de suerte que toda la fachada pudiera resolverse con sólo tres patrones. La celosía presenta una mayor intensidad cromática y densidad de veteado en el centro, características que va perdiendo conforme se acerca a los extremos, hasta entonar con el suave color beige de las fachadas de piedra de los edificios adyacentes. Por su parte, la mayor ligereza de los paneles permite reducir al máximo la sección de los marcos de acero que soportan los vidrios, mientras que la composición química de estos resulta más adecuada desde el punto de vista de la durabilidad que un aplacado de mármol natural, muy sensible al ataque químico producido por la contaminación.