El Museo de los Refugiados de Dinamarca, denominado FLUGT, se inaugura oficialmente en la localidad Oksbol, en el lugar donde se situaba el campo de refugiados más grande del país en la Segunda Guerra Mundial. Con 1.600 metros cuadrados de superficie, FLUGT busca dar voz a los refugiados de todo el mundo. La intervención preserva y reutiliza dos volúmenes hospitalarios, unos de los pocos edificios que quedan del campamento original, para convertirlos en un museo. El conjunto se amplía con una construcción curva revestida de acero cortén, modelada por su relación con los edificios históricos de ladrillos rojizos y formas alargadas para dar la bienvenida a los visitantes. Con 500 metros cuadrados, la pieza que se muestra hermética al exterior ofrece un interior cálido, donde predomina la madera, abierto a un patio mediante paneles vidriados. El ala norte del museo contiene espacios organizados de acuerdo con la circulación original en el hospital, donde la mayoría de las paredes de las habitaciones fueron derribadas para crear galerías expositivas más amplias. El ala sur cuenta con una sala de conferencias, salas de exposiciones más pequeñas y una cafetería.