En el año 2009, BIG recibió el encargo de diseñar un pabellón multiuso para el Instituto Gammel Hellerup, situado en este barrio acomodado en el norte del área metropolitana de Copenhague. El centro contaba con un modesto gimnasio exento en el extremo oeste del solar, pero debido al incremento del número de estudiantes experimentado en los últimos años, precisaba de un lugar de mayor tamaño para actividades deportivas y otro tipo de eventos como las ceremonias de graduación.

Mientras que la edificación anterior ocupaba una posición periférica, el nuevo proyecto se sitúa en el patio central del conjunto con el fin de condensar los flujos de actividad en un punto de reunión emblemático. Sin embargo, el pabellón se coloca a una cota de cinco metros por debajo del nivel del suelo para reducir su impacto visual. Construida con muros de hormigón, la sala se cierra con una superficie ondulada compuesta por vigas de madera laminada, cuyo perfil remite al movimiento que seguiría una pelota al ser lanzada, y está calculado según la fórmula de la trayectoria parabólica de los proyectiles. Exteriormente, se ejecuta con tablas de madera de roble sin tratar, e incluye varias piezas de mobiliario de acero acabadas en blanco, que también han sido diseñadas por BIG. El perímetro se eleva para definir un banco corrido rematado por una rejilla de viguetas bajo la que se disponen pequeños lucernarios que iluminan cenitalmente el espacio subterráneo.

Durante la construcción, el instituto propuso el desarrollo de un edificio adicional para actividades culturales y artísticas que enlazara la zona oeste de pistas deportivas al aire libre con el pabellón multiuso. La propuesta sustituye una de las edificaciones existentes por un volumen apuntado parcialmente enterrado, cuya cubierta inclinada prolonga un extenso campo de fútbol y se convierte en una singular tribuna de césped desde la que se pueden contemplar los partidos. El programa se organiza en dos niveles: las aulas se colocan junto a la fachada para permitir la entrada de luz natural, mientras que las funciones secundarias se ubican en la parte interior. Para conseguir una coherencia y continuidad formal, se emplean los mismos materiales que en la intervención anterior, pero según un esquema inverso, de modo que los muros y particiones verticales se revisten con madera y las superficies horizontales se ejecutan en hormigón.

Las ampliaciones y los edificios de 1950 están conectados bajo tierra, y la operación se completa con la apertura de otra entrada al este que también se distingue con una característica silueta curva.