El barrio de Le Albere en Trento fue antaño sede de la fábrica Michelin. Comparte con el centro histórico algunas características de su trama urbana, como la claridad de diseño, la estratificación funcional y el tamaño y materialidad de los edificios. El proyecto de regeneración urbana ha permitido recuperar la conexión de Trento con su entorno natural, además de acercar este barrio a la ciudad gracias a la construcción de edificios como el MUSE, el nuevo Museo de la Ciencia.

Los límites del nuevo barrio, que cubre una superficie de 116.300 metros cuadrados, están definidos con claridad por el río Adige hacia el oeste y por las vías de ferrocarril hacia el este, mientras que hacia el norte colinda con el Palazzo delle Albere, una villa fortificada del Renacimiento. El proyecto busca un desarrollo mixto que haga posible que el barrio resulte autosuficiente desde el punto de vista funcional. Las nuevas construcciones tienen un impacto volumétrico semejante al de los edificios del centro histórico, y se sitúan en el lado oriental del enclave, dejando la parte occidental para que pueda crearse en ella un nuevo parque público abierto al río. Los edificios se intercalan con zonas verdes y con un sistema de canales que se extiende por toda la zona, conectando el río con el paisaje.

Los edificios comerciales adoptan una disposición lineal y sus fachadas verdes conforman una especie de pantalla natural que oculta las vías del tren a lo largo de las cuales de levantan los bloques. Por su parte, los edificios residenciales tienen patios abiertos cuya vegetación puede vislumbrarse desde el exterior. Los bloques tienen cuatro o cinco plantas, y sus tejados de zinc dotan al barrio de cierta unidad visual. Dos edificios más altos forman un contrapunto a ambos lados del complejo: la Biblioteca Universitaria, hacia el sur, y el MUSE —un gran museo interactivo dedicado a la ciencia— al norte.

El museo funciona como un imán que, junto al Palazzo delle Albere (actual Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de la ciudad), atrae al público y confirma la vocación cultural del enclave. El plan convierte estos dos edificios en las dos principales referencias del barrio, rodeados por el agua y conectados entre sí mediante dos sendas peatonales: una recta que discurre por el este y otra curva que sigue al canal y conecta los edificios con el parque.

Por lo demás, la regeneración del barrio ha alcanzado los estándares medioambientales más exigentes. Los edificios usan poca energía y recurren a fuentes renovables, y el MUSE, de hecho, ha obtenido la certificación LEED Oro.