Expresión física de su actividad volcánica, la relación entre la tierra y el mar es en Tenerife una sucesión de transiciones abruptas. La ordenación del muelle de enlace en Santa Cruz se aborda como otro más de estos momentos singulares, y puede resumirse en el gesto con el que la ciudad abraza el mar. Los diques existentes se complementan así con plataformas adicionales que encierran una porción de océano, definiendo un ámbito que se incorpora a la secuencia de espacios públicos de la capital isleña; a la plaza Candelaria y la plaza de España se les unen ahora la Arena y la Marina, dos interpretaciones distintas de lo que es un lugar de encuentro, que trasladarán el centro de gravedad de la vida social hacia el agua. De planta circular, la superficie cóncava de la Arena será el soporte de colaboraciones con artistas plásticos como Gabriel Orozco y Jorge Pardo. El anillo construido que limita la Marina se reserva a los peatones, que podrán contemplar a la vez, desde sendos bulevares inclinados, el mar abierto y el corazón de la ciudad. La ordenación contempla también la intervención en la zona industrial de Los Llanos —propuesta para la extensión de la ciudad— y en el Barranco de Santos, de cuya redefinición paisajística se beneficiará el casco antiguo en el entorno de los museos...[+]