El llamado Yusuhara Machino-eki es un mercado de productos locales con un pequeño hotel de quince habitaciones, y está situado en Yusuhara, al sur de Japón. Inspirado en los Cha Do —una serie de pequeños edificios que antaño ofrecían servicios sanitarios a los viajeros, haciendo también las veces de salones de té—, el edificio se organiza en torno a un atrio sostenido por pies derechos de madera de cedro cuya forma evoca la de los árboles. Su mayor singularidad está en el sistema constructivo de la fachada, definido por un cerramiento que combina una superficie vidriada a modo de muro cortina convencional con una hoja formada por bloques de paja de 200 x 98 centímetros, cuyo aspecto resuena con el de los viejos Cha Do construidos con el mismo material. Sin embargo, los bloques de paja no se aparejan al modo de la arquitectura vernácula —apilándolos en vertical—, sino que se colocan en hiladas horizontales, de manera que el extremo de corte de la paja no queda expuesto a la lluvia ni a la radiación solar, por lo que el material dura mucho más. Esta solución de fachada, tan poco ortodoxa, no es incompatible con una adecuada ventilación natural, gracias a que los módulos prefabricados de paja están fijados a un eje horizontal de acero, que permite su giro y apertura al exterior.